Asertividad: La habilidad que te cambia la vida.

 

Quizás te reconozcas en alguna de estas situaciones relacionadas con la asertividad:

  • Estás esperando tu turno, alguien no lo respeta, te violenta y no llegas a decirle “disculpa, estaba yo”.
  • Una amiga te pide ir a recogerla al aeropuerto y aunque te va fatal, te sientes mal si no lo haces.
  • En tu trabajo te vas cargando de tareas, cada vez haces más horas y no te atreves a decir no.

Si decir lo que quieres te provoca tensión, entenderás lo valioso de aprender a

expresar de la mejor manera posible lo que piensas, sientes y necesitas, respetando tus derechos y los de los demás. Algo que está muy ligado a tu inteligencia emocional y a la forma en la que te comunicas.

 

¿Qué son los derechos propios?

Cuando expresas tus deseos, independientemente de si lo consigues o no, logras vivir de forma más auténtica y relajada. Y al hablar de derechos, nos referimos a todo aquello que te pertenece:

  • Estar disponible o no.
  • Tener tu propia visión de las cosas.
  • Hacer peticiones.
  • Mirar por tus intereses y cumplir tus metas.
  • Recibir reconocimiento por lo que haces bien.
  • Decir no sin culpa.
  • Soltarte de los problemas ajenos.
  • O cuidar de ti y de tu espacio.

 

Identifica tus obstáculos

 Nuestra personalidad se desarrolla de la mano de condicionamientos familiares, sociales y culturales.  A muchos nos educaron en la idea de que lo primero es satisfacer y priorizar a los demás, que es egoísta atender las propias necesidades  o que es mejor callar que decir lo que piensas. Además, existen otros factores que pueden estar dificultándote tener un comportamiento asertivo:

  • El miedo al rechazo
  • Creer que no puedes negarte a hace algo
  • Baja autoestima
  • No contar con habilidades de comunicación
  • Temor al conflicto
  • Llevar mal que te digan que no
  • Pensamientos arraigados que te condicionan negativamente.

 

Revisa si te sientes identificado con algunos de ellos.

 

¿Cómo logro ser asertivo?

 Por fortuna, podemos aprender a serlo. Te ayudará:

 

  • Ser consciente de los efectos negativos que te genera no poner límites: sobrecargarte, consentir relaciones que no te gustan, estar en trabajos y lugares que no te hacen bien o descuidar tu salud. Pregúntate ¿hasta cuándo puedo estar así?

 

  • Salir del sí automático. Expresiones cómo “déjame que lo piense” o “miro mi agenda y te digo”, te darán un tiempo para revisar si realmente quieres hacer algo.

 

  • Aprende técnicas en gestión emocional y para comunicarte. Te servirán los pasos de la Comunicación No Violenta de Marshall Rosenberg: hablar desde ti, nombrando lo que ves objetivamente, sin agredir ni enjuiciar, compartiendo lo que piensas, “tu visión”, evitando imponer tus razones, mostrando cómo te sientes con lo que está pasando, que es lo que tú necesitas y haciendo peticiones concretas.

 

  • Entiende que decir no, no significa rechazar a quien que te pide algo, si no que “no estas disponible para hacer eso que te pide”, e igualmente cuando la petición es hacia ti.

 

  • Date cuenta de a qué dices no, cuando dices sí.

 

  • Enfadarse es saludable, utiliza tu enfado para limitar, en lugar de autolimitarte.

 

Habilidad transformadora

Valorarnos y hacernos valer desde el respeto mutuo, es una habilidad personal y profesional de las más importantes y cuando la conviertes en un hábito:

  • Clarificas tus objetivos.
  • Consigues mejores resultados.
  • Fortaleces tu autoestima y confianza.
  • Eres honesto, humilde y de fiar.
  • Te respetas y respetas.
  • Pides ayuda.
  • Y disfrutamos de relaciones satisfactorias.

 

Con asertividad te transformas, transformas tus relacionales y la vida se vuelve más fácil.

 

 

Ángeles Roa

Coach&Mentora Laboral

Experta en Liderazgo y Facilitación de equipos

 

 

CONTACTAR