Hacer peticiones: clave de los equipos saludables y efectivos.

 

Los equipos sanos son aquellos en los que sus miembros no tienen miedo a pedir.

La queja es una función vital en los primeros años de vida, a través del llanto el niño sin recursos llama la atención de los adultos para que se hagan cargo de sus necesidades.

Después, en nuestra vida adulta, es normal que nos quejemos de vez en cuando, pero no lo es vivir instalados en la queja y en tratar de que sean los demás quienes se hagan cargo de nosotros.

En el mundo laboral, existe poca cultura del pedir, y ello es así porque arrastramos creencias de todo tipo, “¿qué van a pensar de mí?, se van a dar cuenta de que no puedo, deberían de darme lo que me corresponde”, y así un largo etcétera que bloquea la sana actitud de hacer peticiones.

 

Cada vez que evitamos pedir, limitamos oportunidades de conseguir

 

Si en lugar de poner el foco en lo negativo de pedir, lo ponemos en los cambios positivos que provoca el hacerlo, seremos mucho más eficaces y colaborativos.

Cuando hacemos una petición concreta y honesta, si la respuesta en un sí, el cambio es inmediato, y si es un no, inmediatamente podemos buscar alternativas.

 Recuerda que participamos en el resultado de lo que tenemos, y que hacer lo que está en nuestra mano aumenta las oportunidades de conseguir lo que queremos.

 

Emociones: superar la incomodidad del no y el mostrarnos vulnerables

La mayoría de las personas tienen dificultades hacer peticiones por miedo a recibir un no. Sin embargo, cuando en un equipo se instaura la costumbre de pedir, sus miembros disfrutan de relaciones de confianza, auténticas y prácticas, mientras que cuando hay miedo a hacerlo, suceden emociones de resentimiento, frustración y enfado, mientras esperamos a “que mi jefa me de ese proyecto que quiero o a que alguien vea que en mi mesa no caben más papeles”.

 

Pedir nos conecta, quejarnos nos aleja

Aprender a pedir es tan importante como darse a los demás, y más que una fragilidad es una fortaleza, porque atreverse a mostrar vulnerabilidad o a sostener un no, es síntoma de personas fuertes y saludables.

Hacer peticiones nos une, porque descansamos en la confianza de que podemos manifestarle al otro lo que necesitamos y respetar su disponibilidad para hacer o no, eso que le hemos solicitado: aquí está la clave.

En un equipo en el que sus miembros no se atreven a pedir, habrá serias dificultades para establecer objetivos comunes y cumplirlos, autorevisarse, dar feedback y lo que es peor, permitirse el error y la innovación.

 

¿Cómo hacer peticiones correctamente?

Te recomiendo seguir estos pasos:

 

  • Elige el contexto y asegúrate de que la otra persona está lista para escucharte.
  • Plantea lo que pides completamente: qué quieres, cómo lo quieres, dónde, cuándo, y a quién implica.
  • Verifica que has sido lo entendido, y que el otro tiene los recursos y la capacidad de hacerlo.
  • Contempla la opción de un no a tu petición, y entiende que esto significa: “no estoy en disposición de hacer lo que me pides”, y que no significa: “te rechazo a ti”.
  • Si te da miedo recibir una negativa, recuerda que no es algo malo, al contrario, lo malo es decir sí a todo.
  • Pregunta opciones, para el caso de que no se pueda acceder a lo pides.
  • Agradece de corazón cada respuesta que recibas.

 

Cuando integras la conducta de pedir en tu trabajo, fomentas equipos con miembros responsables, se generan relaciones saludables, un buen clima laboral y mejores resultados.

 

Ángeles Roa

Coach&Mentora Laboral

Experta en Liderazgo y Gestión de Equipos

 

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