Quejas sí, quejas no

¿Eres de los que te encanta quejarte, te quejas mucho, poco, nada o detestas a los “quejones”?, en un tiempo en el que se nos anima a pensar en positivo, es un concepto controvertido, quejarse sí, quejarse no,… ¿estará bien visto?.

Me posiciono a favor de la queja saludable y para un fin.

“Niño no te quejes”, le dicen a uno desde pequeño. Como si cuando pedimos o expresamos ese disgusto, dolor o malestar fuera algo que no estuviera bien. Lo cierto es que como todo la queja tiene su parte oscura y su parte luminosa.

Esto es, su oscuridad se manifiesta cuando uno nunca se queja y se queda con sus “sin sabores” para sí, la incomodidad se manifiesta en el cuerpo en forma de síntoma, y las situaciones que no funcionan se alargan hasta estancarse o explotar.

Seguro que conoces un ejemplo de alguien que nunca se queja y se lo “traga todo” y finalmente de no quejarse “le salió por algún sitio”.

La parte luminosa de la queja es que se trata de una forma de exteriorizar algo que nos está provocando digamos un sentirnos mal internamente con alguien o con algo. Luego cuando usamos la queja para expresarlo, nos da la oportunidad de sacarlo a la luz y tomar acción. Y una queja bien formulada se convierte en una petición adecuada, que todavía resulta más saludable.

¿Qué pasa en tu entorno personal o de trabajo cuando algo te está molestando y no lo expresas?, pues que según las estadísticas se va haciendo una bola interna, con reflejo externo de un mayor malestar, a la espera de que la situación cambie ¿por arte de magia?.

El lado oscuro de la queja, asoma cuando nos encontramos a nosotros mismos o a otros, instalados en la protesta de lo que no funciona o de lo que falta, sin el compromiso de formularla con un fin, ni de que vayamos a tomar acción, y “el escupir nuestro veneno interno sin más” es tan dañino y tiene los mismos efectos secundarios que “tragar y callar”.

¿Cuál es entonces la situación ideal en el acto de manifestar un dolor, un pesar o un esto me está afectando?, ¿en qué consiste entonces una queja saludable? pues en aprendas a utilizar este punto de molestia para un propósito positivo: informar de lo que te genera incomodidad para que tanto tú como las demás partes afectadas podáis hacer cambios al respecto.

¿Te imaginas si hubieras escuchado algo así  como: “niño, por favor quéjate para que sepamos lo que te pasa y podamos hacer algo”?.

Prueba a observarte.